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Cuando era chiquita tendría entre 5 y 6 años, antes de irme a dormir en ves de pedir que me contaran o leyeran un cuento como es de esperar, apagaba la luz yo sola y me tapa hasta la cabeza con la sabana, y esperaba que mi papá me viniera a dar el beso de las buenas noches. cuando llegaba poco más de 10 minutos después, toda acalorada por la asfixia, cuando se iba a acercar a darme un beso , me enroscaba a su brazo y le decía "me contás una historia de cuando eras chiquito?" y el fiel a su hija predilecta, porque sí, tengo que decirlo, soy la preferida de los 3, es más que obvio, se delata solo. En fin, me la contaba con el re entusiasmo porque su infancia fue creo que la mejor de todas. Me contó miles, desde historias sobre sus juegos hasta cuando con unos amigos se robó la manguera de los bomberos para hacerle una joda a un amigo, que terminó 5 metros despedido por la potencia del chorro (salió ileso).
Pero ahora la cosa es distinta. Él ya no se acuerda mucho de las historias que me contaba. Cuando le digo "che te acordás de cuando le diste con la manguera de bomberos a gursi?" y admite con una sonrisa triste, melancólica y pensativa que no se acuerda, piensa un poco más y dice "cuál era?" y ahora es cuando se intercambian los roles. Ahora soy yo la locutora del sus propios relatos contados casi una década atrás pero con la misma pasión que él me los contaba a mi. Claro que no los cuento TAN bien como él lo hacía, pero la piloteo bastante y nos reímos como si fuera la primera vez.
Entonces se me olvida que el paso de los años se le nota cada día más, que se me pone cada día más viejo y, caigo en la cuenta de que cada día lo quiero más y que él es el único que me conoce de pies a cabeza sin excepción y que no podría vivir sin él.

Labels: pucho, sweet child oh my

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